Por qué Eddie Kingston se sintió deprimido tras su lucha con CM Punk en AEW
Sin embargo, el propio Kingston no guarda un buen recuerdo de su duelo contra Punk, según relató al podcast ‘Swerve City‘ (conducido por el también luchador Isaiah Scott) en reciente intervención, poniendo de manifiesto que la lucha libre a veces no ayuda a su salud mental.
Mucha gente piensa, ‘Oh, Eddie controla esto’. Realmente no. Cada día es una batalla y quiero sacar el tema. Recuerdo que dijimos ‘luchar con la depresión’. Pues de hecho me sentí deprimido tras el show que hicimos
Ahora hago algunos pasos que he aprendido a lo largo de los años, pero por alguna razón, no funcionaron aquel día. Así que decidí irme a una tienda. Dije, ‘¿sabes qué? Deja que me tome una bebida energética. Mi vuelo no sale hasta las 4:30. Deja que me dé un paseo’. Bueno, estaba en Minnesota. Disculpa, ‘Déjame dar un paseo por Minnesota’. Fue después de mi combate con Punk.
Me di cuenta más tarde de por qué me deprimí, y llegaré a ese punto. Pero antes, paseé por la ciudad, entré en la tienda y me compré una bebida energética, y al salir, había un chaval con su madre. Me di la vuelta, y el chaval estaba ahí, petrificado, y le dije, ‘¿Qué pasa, enano? ¿Cómo va la cosa?’ Y la madre me dice, ‘Oh dios mío, estuvimos en el show, le encantas’. Y me hice una foto con él. Fue un momento genial. Salí de la tienda y dije, ‘que le jod** a esta depresión. Eso es todo lo que importa’.
La razón de que me sintiera deprimido tras mi combate con Punk fue que todo el mundo me felicitó. Tengo este problema de aceptación del amor y es con lo que tenido que trabajar toda mi vida. Tengo este problema porque una vez recibo ese cariño, ¿sabes qué ocurre? Me pongo paranoico. ‘No lo merezco. ¿Quién me va a arrebatar esto?’
Es lo que empecé a pensar, porque me ocurrió en el pasado, son mis propios problemas mentales diciéndome que no lo merezco. Pero entonces vi a ese chaval y dije, ‘Que le jod** a la depresión, que le jod**’. ¿Sabes lo que quiero decir? Quiero que la gente sepa que sigo batallando. Esto nunca se acaba. Es normal. Mi batalla contra la depresión y mi ira sólo se terminarán el día que esté en el ataúd. Así son las cosas, ¿sabes lo que quiero decir? Voy a luchar todos los días.
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