WWE habría relevado a Drake Wuertz de la mayoría de sus funciones

El portal especializado Fightful ha revelado hoy en su sección Select que WWE ha reducido las funciones del árbitro de NXT Drake Wuertz en los últimos meses. 

Hasta ahora, Wuertz ejercía como árbitro jefe en la marca de desarrollo de la empresa, pero ahora ese puesto le ha sido otorgado a Darryl Sharma.

WWE se planteó relegar a Wuertz a encargarse de gestionar el tiempo de los combates, pero ese puesto terminó siendo ocupado por Scott Armstrong, quien previamente había sido despedido de manera temporal. 

Según Fightful, Road Dogg tuvo mucha influencia a la hora de volver a contratar a Armstrong. 

A Wuertz tampoco se le ofreció el puesto de refuerzo en la gestión del tiempo de los combates, función ejercida pod DA Brewer.

Además, Fightful ha podido saber que Wuertz recibió una suspensión en algún momento de este mismo año, aunque se desconoce si se trataba de una suspensión formal o informal. 

Lo que sí se sabe es que, como parte de la suspensión, Wuertz tuvo prohibida la entrada al Capitol Wrestling Center durante un breve periodo de tiempo.

A finales del año pasado, David Bixenspan, de Vice, publicó un artículo señalando la participación de Wuertz en Operation Underground Railroad, una organización sin ánimo de lucro relacionada con la teoría conspirativa de extrema derecha QAnon. 

Según Fightful, varios altos cargos de WWE quedaron horrorizados tras leer el artículo.

La situación empeoró incluso más esta misma tarde, cuando Wuertz participó a través de Zoom y desde el Performance Center en una reunión de la comisión del condado de Seminole acerca del uso de la mascarilla. Wuertz expresó que el uso obligatorio de las mascarillas hace más fácil el tráfico de menores con fines sexuales.

Según han confirmado sus fuentes a Fightful, al regresar al Capitol Wrestling Center, Wuertz parecía haber suavizado todos los elementos que habían generado malestar contra él en el Performance Center. 

Sin embargo, muchas personas dentro de NXT están sorprendidas de que aún siga trabajando para la empresa, y temen que sean precisamente sus creencias radicales las que le han salvado del despido.