Nacida bajo el nombre de Emily Dole, la luchadora de ascendencia samoana fue eje central de una de las etapas más determinantes de la lucha libre femenil, los mejores años de Gorgeous Ladies of Wrestling, GLOW (sí, la empresa sobre la cual esta basada la exitosa serie de Netflix). Fiji fue uno de los personajes más exitosos de la empresa femenil pues, a pesar de su poderío físico y su cuerpo abultado llenaba de sonrisas y de ternura a los miles de aficionados a dónde llegó el programa televisivo (baste recordar que también Televisa lo transmitió en México a principios de los noventas bajo la narración del Dr. Alfonso Morales y Arturo “El Rudo” Rivera).

Siendo su principal némesis Matilda the Hun, además de defender a su “hermana” Little Fiji de más rufianas. Otra de sus rivalidades que causaron época fue la que protagonizó contra Big Bad Mama. En Glow no perdió una sola lucha, lo más que pudieron hacer sus rivales fue derribarla.

Glow, época dorada

Lejos de los cuadriláteros, Dole se vio involucrada en un hecho penoso por parte de la policía de Los Ángeles, quienes agredieron a la familia de Dole mientras celebraban en su casa una despedida de soltera, en un caso de racismo muy similar al que el mismo cuerpo policial cometió contra Rodney King. La situación se resolvió años después cuando la familia Dole ganó una demanda por 23 millones de dólares.

El personaje que ella forjó sirvió, de manera bizarra para que WWF se inspirara en Bertha Faye, el personaje que le asignaron a la también gigantesca y siempre bien recordada Rhonda Sing (La Monster en México) a mediados de los noventas.

A consecuencia de su talla física y de su obesidad mórbida su salud fue menguando, al punto que por sus rodillas no se podía poner en pie. Esto derivó en más padecimientos ocasionados por la diabetes, hasta que después de mucho Emily Dole, Mountain Fiji falleció el día de hoy a los 60 años de edad. Y aunque es un hecho triste, trataremos de que sea lo menos posible al recordar lo que Saramago escribió en la novela de referencia:

“Si no volvemos a morir, no tenemos futuro”.