Quedó claro a que a Perú le gustan las matemáticas, y también puede aprobar los otros cursos. Porque su lenguaje ya no son solo palabras que duelen. Porque su razonamiento verbal empezó a conjugar la palabra gol y porque la ciencia de lo improbable esta vez no lo jaló. Porque la biología parece haberle devuelto los genes luchadores, la química la fórmula que lo lleve a nunca rendirse y el sencillo cuaderno de religión se llenó de fe. Le ganamos 2-1 a Ecuador, seguimos distanciados del quinto lugar pero no nos mataron. Y eso, en nuestra situación, vale.
Porque anoche no se acabó. Pese a que fuimos más deseo que buen juego. Ya al minuto y medio Jefferson Montero salió disparado por el lado de Aldo Corzo que sufrió en demasía con el jugador del Swansea inglés y nadie lo apoyó constantemente. A eso apostó Ecuador, a jugar por izquierda y lanzar balones para Felipe Caicedo.
Una jugada de esas generó que Luis Abram choque con Caicedo y a los 15’ no pueda seguir. Entró Miguel Araujo y Perú empezó a pelear y ganar las divididas. El problema es que no supo que hacer después más allá de un tiro libre de Cueva que pasó cerca (10’). Felizmente, Ecuadornos dio una mano y Gabriel Achilier cometió un penal que ‘Aladino’ convirtió a los 20’. Fueron minutos de esperanza.
Diez minutos después todo volvió a la normalidad. Como siempre una pelota parada nos castigó y Gabriel Achilier metió un cabezazo casi idéntico al que le propinó con Emelec a la ‘U’ por la Copa Sudamericana. El volver a empezar para Perú fue apelar a un desborde peligroso de Benavente (34’) y a una volea demasiado al centro del ‘Depredador’ (39’) que sigue jugando al niño ‘reclamón’ más que a un capitán con liderazgo. Y sin comandantes, no había ejército.
Revive la ilusión
Ricardo Gareca ‘quemó’ su segundo cambio defensivo con el ingreso de Revoredo por el lesionado Corzo. De allí la oncena nacional apeló al orgullo y al aliento de la gente. Trauco y Yotún marcaron correctamente y Tapia se paró firme, pero siguió faltando quien haga lo distinto.Ecuador se refugió en el contragolpe y cuando lo tuvo fue Christian Noboa quien demostró gran manejo.
Caicedo por encima (48’) y Benavente afuera (50’) fueron remates sin peligro. Hasta que Perú se envolvió de un espíritu indomable. Fue a matar o morir. Renato Tapia obligó a una gran atajada a Domínguez (72’) mientras Cueva (73’) y Ruidíaz (75’) nos llevaron a creer. Quien premió la fe fue Tapia, quien a los 77’ recogió un mal despeje de Domínguez y sacó un zapatazo que gritamos todos. Después aguantamos, despejamos y Gallese salvó un cabezazo de Noboa (83’). La ‘Tri’ quedó con diez por roja a Arroyo.
Nosotros acabamos como el buen estudiante. Aquel que sabe de matemáticas y aprueba también el curso de la vida.
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